viernes, 8 de junio de 2012

Carta de libertad.

Dicen que la sinceridad lo es todo, por lo que desde ahora en adelante, he decidido serlo al cien por cien, sin pensar en las propias consecuencias. He decidido hacer lo malo en bueno si es necesario, y inundar todo el lugar de las sonrisas. Y, como ya dije anteriormente, voy a comenzar a usar aquí la propia dinámica de este blog. Voy a escribirle una carta a mi querido ídolo, para así, abrirle los ojos y mostrarle que es capaz de cambiar el mundo. El mundo, las personas, los sentimientos, y los movimientos. Y así empezaría, y así empezará.
Querida alma gemela.
Sé que no me conoces, al igual que también yo misma sé que a penas poseo demasiada información sobre ti. Conozco a la perfección que ambos somos nadie, y que dificilmente el destino nos unirá, pero no podría marcharme sin mostrarte la pura verdad. Mi nombre es Marta, aunque mis padres quisieron llamarme en un pasado Andrea. Nací el diecisiete de agosto de mil novecientos noventa y siete, por lo que mi edad en la actualidad no son más de catorce años. Te encontré hará unos cuatro, y desde entonces, mi forma de entender el mundo y la propia vida, ha cambiado.  Fue un día sin más, una tarde, un instante y un segundo, aunque para mi todo este se asemejó a cambiar mi mundo. Fueron nuevas ganas, ánimos en una mala racha. Y fue la comprensión, la inspiración, el conocimiento del estilo de música que tú mismo hasta hoy en día consigues ofrecerme, pues aún sigues aquí, a mi lado. Y desde el principio hasta el fin, puedes contarme aquí. Sé que te asemejas a mi, aunque no hallan leyes matemáticas que lo confirmen, ni pensamientos tuyos ni pruebas; sé que somos similares. Sé que el conocerte sería y es mi mayor deseo, y que estar a tu lado sería mi mejor consuelo. El hablar contigo, el entenderte, que me entiendas, el comprenderte. El indicarte que sinceramente, eres increíble, que tus palabras me hacen libre. Y así es, y así lo será. Decirte que cuando me pierdo en tu música, me da igual lo demás; que no hay un día en el cual no me despierte sin tu voz al comenzar.
Y ya está, pero esto nunca terminará. Te podría decir un millón de palabras, de confesiones, podría abrirte mi corazón para que vieras qué hay dentro, pero sería tiempo perdido. Sería una estupidez escribirte aquí cómo me siento al saber que existes, pues sé que en el fondo de tu ser, tú mismo lo sabes. Pues yo, portadora como soy, junto a millones de fans más, hacemos que tu propia vida pueda ser única. Adoro tu rap, adoro la forma en la que te expresas ante los demás. Querido Christian, gracias por hacerme llegar hasta el bienestar.


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